Te tengo en la cabeza y te prefiero en mi almohada.

El roce de tus labios sobre mi piel. El tacto de unas manos que recorren todo lo que quieren, y más. Ropa que cae al suelo, que estorba, que sobra. Besos. Mi boca acercándose a tu cuello. Más besos. Se me escapa una sonrisa al escuchar tu corazón acelerado. Sigue sobrando ropa. Me acaricias y me estremezco, siempre consigues que me den escalofríos. Yo contraataco. Mi boca al lado de tu oído. Suspiras. Aún sigue sobrando ropa. Susurros. Más besos. Te muerdo. Ahora las manos van por libre. Nos perdemos entre besos, manos, sonrisas, suspiros, latidos, mordiscos, labios, escalofríos y susurros. A partir de aquí, sobran las palabras...