La incomodidad se filtra por sus poros y agarrota sus nervios, es insostenible. Aparta la mirada y decide enredar sus pensamientos en alguien que se lo merezca más, pero es inútil. La atrapa, la engancha, la envuelve en un conglomerado de emociones que ni siquiera es capaz de explicar. Se convierte en el epicentro de su mundo con un parpadeo, desbarata su elegante equilibrio y trastoca sus pensamientos con una facilidad pasmosa.Y después... se va.
Si, suelen batallas perdidas las que se libran contra el corazón...
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