"There is nothing to writing. All you do is sit down at a typewriter and bleed." - Ernest Hemingway

viernes, 24 de septiembre de 2010

Te esperaré siempre.

Levantó la cabeza, sobresaltado. Hacía mucho que había dejado de prestar atención a cualquier ruido de pasos,  por lo que se dio cuenta de que alguien caminaba hacia él justo cuando le tenía encima. Total, no sería nadie importante, le despacharía en cinco minutos. Llevaba en la colina hora y media, y aún le quedaba mucho tiempo de espera... Era una tradición. Todos los sábados él iba allí, se sentaba en un banco, y veía desfilar las horas hasta que ella aparecía y borraba todo lo malo de la semana. Todos los sábados hasta el mes pasado, claro. Ese  día ella simplemente no apareció. Y al siguiente tampoco. Ni al otro. Ni la semana pasada. Y este no sería distinto, pero ya estaba mentalizado.
Volvió a abstraerse en sus pensamientos mientras los pasos se acercaban, pero él ya ni los escuchaba. Tenía delante la puesta de sol más preciosa de la historia, como todos los sábados, y pensaba disfrutarla aunque no tuviera con quién. Recorrió con la mirada el panorama que había a su alrededor: muchas parejas, alguna que otra familia, unos cuantos grupos de amigos... y él. Solo él. Como todos los sábados.
En realidad, estaba harto. No tenía ninguna obligación de estar allí sentado durante horas esperando una presencia que solo llegaba en forma de recuerdo y que le hacía más daño cada semana. Se sentía estúpido cada vez que su madre le preguntaba "¿Vas a la colina?" y ante su afirmación le miraba con cara de pena. Era ridículo pensar que su simple aparición un mes después podría borrar treinta días de soledad y lágrimas en su ausencia. De hecho, iba a irse. Echó un último vistazo a la puesta de sol y... ella se sentó a su lado.

-Lo siento por llegar tan tarde. -susurró.

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