Siempre he odiado y odiaré los domingos. Son días tristes, cansados, repletos de momentos en los que la nostalgia te consume y la mediocridad te aplasta. Los domingos son aquellos días en los que descubres que alguien no te quiere. Los domingos te deprimes, lloras, te odias, le odias y sigues llorando. Son días oscuros, en los que por mucho sol que haga, las mañanas no brillan. Los domingos te rindes, te ganan, pierdes, abandonas y eres abandonado. Son días en los que echas de menos, y en los que nadie se acuerda de ti. Días en los que la realidad da miedo y no encuentras el valor por ninguna parte. Los domingos asustan, rompen, hunden y cambian. Son como un puñetazo en el estómago, te ahogan. Son aquellos días en los que te autocompadeces, te desprecias, le necesitas, y te olvida. Los domingos, a parte de sentirte solo, te das cuenta de que lo estás. Y te frustras, y la impotencia te deja lo nervios fatal; y por muchas tilas que tomes no conseguirás librarte de la angustia que te mata. Porque los domingos son silencio, recuerdos, crueldades, amor, y final.
(Pero siempre hay excepciones, y siempre quedará lugar para una sonrisa y más puntos suspensivos... además, sabes que yo también).
(Pero siempre hay excepciones, y siempre quedará lugar para una sonrisa y más puntos suspensivos... además, sabes que yo también).
Decir que es increíble sería quedarse demasiado corto. Digamos que es infinítamente increíble.
ResponderEliminarBuena definición de domingo, siempre hay alguno que otro que se salvan, pero bueno, la mayoría son un desastre... Perfecto texto, perfecta tú.
ResponderEliminarLos vídeos me encantan, son diferentes y están muy guapos. Algo diferente nunca viene mal, muchas gracias por pasármelos, no había visto los dos primeros, el último lo había visto un par de veces por la Mtv.
Actualiza prontito para pasarme y disfrutar leyendo, y por supuesto alegrarme el día por leer a gente así.
Un besazo enorme preciosa.