"There is nothing to writing. All you do is sit down at a typewriter and bleed." - Ernest Hemingway

miércoles, 6 de julio de 2011

Allí donde solíamos gritar.

De nuevo sellamos nuestros labios, sumidos en un silencio que gritaba de vez en cuando. Era gracioso mirarte a los ojos y escuchar como tus pensamientos sacudían mis tímpanos. Te prometo que nunca los decibelios fueron tan potentes como cuando tú estabas cerca. En ocasiones pensaba que todo eran imaginaciones mías, que tus gritos en silencio no eran más que mis deseos verbalizados, pero entonces ahí estaba tu voz, fuerte y clara, más dulce que nunca.
-¡Te quiero!
Y yo parpadeaba, sorprendida a veces, esbozando tu sonrisa favorita y dejando que los ecos de tu voz alimentaran mi alegría. No sé aún si alguna vez escuchaste mis contestaciones, pero no quedó una sola palabra sin respuesta. Temía que, si yo callaba de verdad, tú perdieras las ganas de volcar tus pensamientos en mí. Por eso, mis gritos no tardaban en aparecer.
-¡Y yo a ti, de verdad!
Pero tu expresión nunca cambió; seguías ahí, tan inmutable y frío como siempre, mirándome como si tuviera respuestas a todas tus preguntas y me negara a dártelas. Y de no ser porque tu voz seguía resonando en mis oídos, habría pensado que el brillo de tus ojos verdes no tenía nada que ver conmigo. Pero tus pensamientos continuaban, impasibles a mis dudas y al temblor de mis pestañas.
-¡Quédate conmigo!
Entonces algo se quebró dentro de mí. Me vi incapaz de arquear mis labios de ninguna forma, y tuviste que conformarte con una mirada ausente como único gesto de reconocimiento por mi parte. Casi noté como un trozo de mi corazón se transformaba en grito, desquebrajando tu tranquila calma. Y no sé los segundos que pasaron, no sé en que momento dejamos de ser nosotros, no sé cuando cesaron los gritos ni cuando dejaste de pensar en mí. Solo sé que tuve que darme la vuelta para que tu auténtico silencio no hiciera estallar mis tímpanos.

2 comentarios: