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¿Sabes esa sensación, cuando recuerdas algo que pasó hace mucho tiempo y de repente lo comprendes? Lo que la otra persona dijo o hizo, lo que en aquel momento no tenía sentido, ahora encaja. Lo entiendes. En ese momento ves por fin lo equivocada que estabas. Y quieres tragarte la lengua, sacarte los ojos, ahorcarte con tus propios intestinos; CÓMO PUDISTE SER TAN IMBÉCIL, CÓMO PUDISTE ESTAR TAN CIEGA.
Y ya está, el tiempo ha pasado, hace mucho que el tren se fue, la oportunidad murió y, por lo que sabes, hasta él podría haber muerto, y todo porque en el momento clave que estabas esperando miraste hacia otro lado y no entendiste nada.
Y en eso consiste la vida.
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