Croquetas y tortillas francesas que siempre recuerdan a ti.

Me pregunto si habrás pensado en mí al ver el amanecer esta mañana. Yo cuando te veo me quedo enganchada en tu mirada, aunque esta ya no me busca a mí. Me gusta hacerme la dura, ¿sabes? y siempre se me ha dado bien fingir, pero si ahora no sonrío es porque, al parecer, he perdido todas mis posibles sonrisas a la vez que te he perdido a ti. Lástima que no las aproveches, no me gusta verte con esa cara. Ahora tus ojos parecen un reflejo de los míos: el brillo se quedó en el último beso que me diste, y las lágrimas nos sorprenden cuando menos lo esperamos. ¿Crees que no me gustaría irme contigo? Como quieras, yo ya no soy nadie para controlar tus pensamientos. Pero, si alguna vez lo fui, deberías creerme. Está claro que ni las cosas son fáciles ni me puedo escapar a la luna, pero supongo que con el tiempo veremos algo de claridad en el pozo en el que nos he metido.