Y qué más dará, si así estoy mejor… entre golondrinas y estrellas. Buscándome de cielo en cielo, pero con más ganas de perderme que de encontrarme. ¿De qué te preocupas cuando ya no te importa? No quiero nada, no quiero a nadie… pero sigo convencida de que la vida es jodidamente bonita, incluso cuando se escapa. Y supongo que jamás haré nada lo suficientemente grande como para que alguien se tatúe mi nombre en los labios, pero no dejaré de intentarlo. Hasta que lo consiga, seguiré enfrascada en mi inconstante traqueteo de segundos; últimamente pierdo demasiado la noción del tiempo. La verdad es que a veces parece que unos latidos pesan más que otros (ya sabéis lo que pienso de los días grises). Pero qué más dará, si desde hace un tiempo todos mis puntos son débiles…
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