"There is nothing to writing. All you do is sit down at a typewriter and bleed." - Ernest Hemingway

viernes, 24 de agosto de 2012

Cuando un 'te quiero' se convierte en 'te quería'.


Hay cosas en las que es mejor no volver a pensar. No porque sean malas, todo lo contrario. Hay recuerdos tan geniales que darías lo que fuera por revivirlos, y la imposibilidad de que eso pase duele tanto que pasas meses sorteándolos a toda costa y buscando cualquier excusa para olvidarlos.
Pero un día te das la vuelta en la cama y te falta algo. Esperabas girarte y encontrar a una persona que no está. Y todos los recuerdos que llevabas evitando incontables semanas se acumulan de golpe en tu cabeza y paralizan tu capacidad de reacción. Y te quedas totalmente quieto mientras amanece y echas infinitamente de menos a la persona que debería estar despertándose a tu lado.
Entonces es cuando cierras los ojos y los ves. Todos esos recuerdos. Se materializan tras tus pupilas en fragmentos aleatorios y amenazan con romper la calma que con tanta dificultad habías alcanzado. Tres letras que significaban más que todas las palabras del mundo, un colgante que revelaba a gritos una fecha, un candado a trocitos. La sonrisa de la persona que debería estar despertándose a tu lado.
Y no puedes más. No lo soportas. Te quiebras en pedacitos tan pequeños que ya ni siquiera eres capaz de juntarlos, y lloras hasta ahogar todo aquello que te hizo desear no haber despertado. Pero ya es de día, no te explicas cómo, pero sigues vivo; y te toca aceptar que, una mañana más, te despertarás solo. Y no puedes evitar pensar que el día siguiente será igual. Y el próximo. Y todos los que vengan. Y entonces sí que no quieres levantarte.
Porque por mucho que intentes negarlo, te sigue faltando la persona que debería estar despertándose a tu lado.

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