Siempre que comienza el curso me pregunto cuando comenzará
mi vida. Será casualidad que coincida con el comienzo de octubre. O no. Quién
sabe. La cuestión es que me veo en el mismo sitio, en la misma ciudad y el
mismo piso, tan lejos como siempre y con menos posibilidades de irme que nunca.
Y supongo que todo sigue en su lugar habitual, pero cada vez me chirría más mi reincidencia
en una rutina que no he elegido. Queda demasiado lastre. Exceso de algo, quizás.
Aunque sigue faltando lo mismo.
Hay risas que nunca se olvidan. Sonrisas, gestos, roces.
Cosas de las que no te librarás jamás. Por muy lejos que te sientas o por muy
cerca que creas estar.
Desde que descubrí que autumn también podía denominarse
fall no deja de hacerme gracia que la peor estación del año se llame,
precisamente, caída. Lo malo es que esta no se parece en nada a volar. Aunque
tal vez este año cambie.
Haz que cambie.
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