"There is nothing to writing. All you do is sit down at a typewriter and bleed." - Ernest Hemingway

jueves, 13 de diciembre de 2012

Por si vuelves.


Ahora me dedico a gritar por escrito,
a pedirte entre líneas que vuelvas,
a echarte de menos en cada letra
y continuarte tras cada punto;
a intentar olvidarte en cada espacio
y volver a caer en la siguiente frase.

Como si fueras a leer mis gritos,
como si fueras a volver solo porque yo te lo pido.

Pensé que sería fácil,
como añadir minutos al despertador
restando tiempo a mis mañanas.
Como si pudiera querer mañanas sin ti,
como si pudiera querer cualquier cosa
que no te incluyera.

Y de repente tú tan lejos.
Con mi corazón en medio,
dedicando latidos.
Y yo reclamándolos –ya que tú
no ibas a volver para eso-
como si algo me perteneciera
sin ti,
como si pudiera seguir siendo sin ti.

Quién iba a querer perderse en mi caos
quién iba a querer encontrarme.

Ahora se me clavan las casualidades que nos unen
y me acorralan tus iniciales,
que hasta hace poco eran parte de las nuestras.
Me escondo -esta vez a solas-
en los rincones más recónditos de nuestra historia,
pero siempre me encuentras,
aún habiéndonos perdido.

Y yo
que no dejo de buscarte,
solo te veo de lejos
como quien observa lo que sabe
que nunca será suyo,
aún después de haberlo sido.
Como si pudiera olvidarlo.

Y no me quedan más formatos en los que escribirte
ni más palabras con las que atraparte.
Solo quería huir
y lo hice en tu dirección, como buena kamikaze,
Siempre dispuesta a rompernos.
Y aunque conseguí romperme,
nuestros pedazos siguen intactos
(no te rompas, que yo aguanto).

Nos debemos mil noches como mínimo
así que aprende ya a parar el tiempo,
que se nos empieza a escurrir demasiado
entre los dedos.
Dedos que deberían estar recorriendo tu espalda,
y no escribiéndolo.
Como si pudiera conformarme con eso.

No sé por qué sigo,
si esto solo son palabras sueltas
que olvidaré cuando amanezca.
Ojalá contigo pudiera hacer lo mismo.
Pero es al revés,
solo amanece cuando apareces tú;
así que ahora vivo en la noche eterna.
Sin posibilidades de verte,
porque solo soy una más
entre las que no miras.

Yo, aunque no te mire, te veo.
Con esa pose de valiente tan tuya,
o esa sonrisa tan nuestra.
La sensación de la que hablabas,
aquello de “si ha sonreído,
qué importa el mundo”.
Lo echo de menos
casi tanto como a ti.

Y tras esta lección
de cómo enamorarme en pleno invierno
como siempre, mal y tarde,
aquí me tienes.
Convencida de que el amor acabará matándome,
porque amor que no muere, mata,
y amor que mata, nunca muere.

Te lo cuento por si vuelves,
para que sepas que estaré esperándote
aunque no quieras.

Aunque no vuelvas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario